
El Bronce en La Mancha
Las Motillas son una serie de edificaciones repartidas principalmente por La Mancha cuyo propósito era el del almacenamiento y protección de sus habitantes y enseres.
La Motilla del Azuer, ubicada en el término municipal de Daimiel, representa el ejemplo clásico de estas construcciones.
Se estima que se construyó entre el año 2.200 y 1.350 antes de nuestra era, sobre lo que fuera un pozo natural que suministraba el río Azuer.
El yacimiento destaca por ser un llamativo recinto fortificado, formado por una serie de muros concéntricos, cuyo abandono generó una serie de montículos de forma cónica que actualmente sobresalen en la llanuda manchega.
Dentro de este conjunto arqueológico podemos definir dos áreas.
Por un lado un recinto fortificado o conjunto defensivo, que servía para controlar, proteger y gestionar un serie de recursos y bienes que fueron básicos para las gentes de bronce. Actividades como eran guardar el grano, estabular ocasionalmente animales, disponer de áreas productivas, o incluso para guardar alimentos elaborados, pero sobretodo permitía el acceso al agua subterránea que se encuentra en este territorio, a través de un pozo o estructura hidráulica que sin duda es el referente de este yacimiento.
Ya en extramuros se encontraba él área del poblado, el que fuera el hábitat de los habitantes de la Motilla.
Estos habitantes desarrollaron una actividad fundamentalmente de carácter agropecuario, a través principalmente del cultivo del cereal, del cual tenemos constancia de su almacenaje en el interior del yacimiento; así como el ganado, el cual era estabulado en la propia motilla. También tenemos constancia de la realización de actividades cinegéticas en el lugar.
La estructura está configurada por una serie de líneas de muros concéntricos en torno a una torre central, las cuales conforman una llamativa suerte de recovecos laberínticos. Pero hay un elemento que destaca en este yacimiento arqueológico este es sin duda alguna el pozo de la Motilla del Azuer, el cual permitía captar el agua desde el nivel freático, siendo hasta la fecha, el más antiguo de la península.
Otro de los grandes atractivos de la Motilla de Azuer es sin duda alguna su estructura, formada por una serie de líneas de muros concéntricos, los cuales constituyen un pequeño laberinto que ha despertado una serie de teorías que le acercan a una relación directa con la mítica atlántida.
Una restauración permanente y necesaria
Aunque las primeras apreciaciones que el visitante que acude a la Motilla del Azuer recibe es el buen estado de conservación y robustez del laberíntico entramado; lo cierto es que el yacimiento requiere de una serie de cuidados continuos que garanticen su mantenimientos.
Las estructuras de la Motilla del Azuer están construidas en origen con piedra caliza y barro que era conseguido de la vega. El yacimiento es bastante frágil debido a su exposición a los agentes erosivos como lluvia o viento.
Para tal propósito, y con la intención de respetar e imitar el uso de los materiales originarios en la construcción de la Motilla, se elabora una suerte de morteros de cal, que se aplica a las zonas que pueden presentar más deterioro, consolidándolas así.
Ubicación de la Motilla del Azuer
El acceso a la Motilla es relativamente sencillo, y aunque la señalización es prácticamente inexistente, se hace necesario conocer el camino para llegar al lugar.
A medio camino entre las poblaciones de Daimiel y Manzanares encontramos un acceso en la antigua nacional 430, en el punto kilométrico 349.
Para acceder al recinto es necesario contratar los servicios del guía del yacimiento en el Museo Comarcal de Daimiel, lugar que visitaremos antes de acudir a la Motilla.
La visitas al yacimiento se realizan los sábados por la mañana, y es de gran accesibilidad.
Para mayor información, visitar la web del Museo Comarcal:
👉️ https://www.museocomarcaldaimiel.es/
Web del Yacimiento de la Motilla de Azuer:
👉️ http://www.motilladelazuer.es/