Nos encontramos a finales del siglo XI. La Europa medieval vive en un momento en el que el auge de la Iglesia y un profundo sentimiento religioso predominan en la sociedad de la época.
Muchos creyentes, por actos de fe ciega, o también por la necesidad de hallar un lugar el que redimir sus culpas, comienzan a peregrinar hacia los Santos Lugares.
Con el sentimiento de pertenencia de estos lugares, surgen movimientos militares que son impulsados por el papado, y liderados principalmente por la nobleza europea, con una intención clara: la conquista y el asentamiento en Tierra Santa, por aquel entonces bajo dominio musulmán.
La Primera Cruzada es el ejemplo primigenio de estos movimientos militares, la cual fue promulgada por el papa Urbano II en el Concilio de Clermont, en el mes de noviembre del año 1095.
La idea de unificar a todos los países de Europa cristiana contra el enemigo común ya se había gestado meses antes, pero la petición de ayuda del emperador bizantino Alejo I frente a los turcos selyúcidas resultó determinante, siendo el pretexto para comenzar una guerra santa cuya finalidad principal era la de recuperar Jerusalén.
Pero, aún después de lograr la conquista de Tierra Santa, las rutas de peregrinación resultaban peligrosas para el penitente. Los terrenos conquistados no eran seguros, ya que los creyentes musulmanes seguían hostigando las caravanas de peregrinos, principalmente en la ruta que discurría desde Jaffa Jerusalén.
Es en este momento cuando un grupo de caballeros toma la decisión de proteger a los peregrinos, franqueándoles el paso el camino hasta el Santo Sepulcro, a la vez que combatían a los agresores musulmanes.
De esta manera, entre los años 1118 y 1119 nacen los Pobres Caballeros de Cristo, el germen de lo que posteriormente conoceríamos como La Orden del Temple, formados en un primer momento por nueve caballeros, al mando de los cuales se encontraba Hugo de Payens.
Con la intención de establecerse en un lugar, Balduino I rey de Jerusalén después de su conquista, ofrece a estos caballeros alojarse en su propio palacio, el lugar que hoy en día ocupa la Mezquita de Al-Aqsa, y que antaño sería el lugar donde se levantaba el Templo de Salomón, emplazamiento que pasaría a su propiedad una vez el rey Balduino lo abandonara.
El devenir de los siglos hizo que esta orden y organización religiosa y militar, fuera adquiriendo una gran relevancia, expandiendo su influencia por toda Europa, y asentándose principalmente en Inglaterra, Escocia, Portugal y en los territorios de la corona de Aragón y Castilla.
Hoy vamos viajar a los lugares donde la legendaria orden del temple dejó su huella, y donde aún perdura su legado en forma de castillos o templos.
Nuestro viaje comienza en Escocia, concretamente en un lugar en el que han surgido en los últimos años teorías que le acercan a la Orden del Temple y el mito del Santo Grial. Hablamos de la Capilla de Rosslyn, ubicada en la localidad del mismo nombre, muy cerca de Edimburgo.
La capilla comenzó a construirse en el año 1456, y destaca principalmente por su profusa decoración, en la que destacan escenas como la crucifixión de Cristo, al angel caído o la expulsión del jardín del edén
Ya en su interior destaca el pilar del aprendiz, uno de los iconos de este lugar, y que representa una leyenda en la que el aprendiz del maestro de cantería, talló en piedra este pilar. El maestro cantero, invadido por la envidia y la ira, termina con la vida del aprendiz de un mazazo.
Su relación con la orden del temple tiene su origen en Sir William St. Clair, constructor inicial de la Capilla de Rosslyn, y Defensor de la Orden de San Juan, la cual se originó tras la desaparición de la orden del Temple, heredando sus posesiones y territorios en Escocia.
Y sería precisamente en la base del pilar del aprendiz, el lugar en el que Santo Grial fuera depositado en el pasado por los caballeros templarios, o la mismísima cabeza embalsamada de Cristo.
Nuestro viaje continúa por Gran Bretaña para dirigirnos hasta un rincón discreto que pasa prácticamente desapercibido para el visitante que llega a Londres, y que al igual que Rosslyn, ganó fama y relevancia mundial debido a su aparición en la famosa novela y posterior película El Código DaVinci.
La Iglesia del Temple de Londres, fue construida en el siglo XII por los caballeros templarios a las orillas del Támesis ante la necesidad de establecerse en un lugar que diera cabida a la expansión que la orden estaba teniendo en Inglaterra.
Prueba del poder que la orden tuvo fue el asiento que el Maestro poseía en el Parlamento, o el hecho de que uno de sus máximos representantes, William MArshal, alcanzara el rango de regente en el reinado de Enrique III.
De estilo románico, la iglesia alberga en su interior las efigies de nueve caballeros de piedra, una de las cuales pertenece a la tumba del propio William Marshal.
Dejamos atrás Inglaterra para dirigirnos hacia Francia, la tierra que vio nacer al fundador de la orden Huge de Payens.
Sabemos que vino al mundo cerca de Troyes, lugar donde podremos contemplar su catedral, construida en el siglo 13 sobre los restos de una antigua iglesia románica.
En su interior podremos encontrar un relicario que alberga la cabeza de Bernardo de Claraval, el impulsor espiritual de la orden del temple.
Un lugar emblemático dentro de la historia de la orden del temple en Francia es el Parvis, la explanada sobre la que emerge la catedral de notre dame de paris.
Allí, tuvo lugar el ajusticiamiento y muerte en la hoguera del último gran maestre del temple Jacques de Molay el 18 de marzo de 1314, acusado de sacrilegio, herejía e idolatría hacia el baphomet y lucifer.
La realidad que hay detrás de la orden dada por el rey Felipe IV y el Papa Clemente del arresto y pena de muerte en la hoguera del último gran maestre, no era otra sino la de recuperar el gran poder y riquezas de las que la orden disponía y que suponían una seria amenaza para su reinado y papado.
Ubicado en la región de la occitania francesa, el aveyron es una comarca de gran influencia templaria. En esta región la orden dejó un gran legado, en el que destaca la iglesia de la localidad de Santa Eulalia de Cernon, un templo de estilo románico que fue donado a la orden del templo por la Orden de la Regla de San Benito en el año 1151, momento en el que los templarios se establecen en esta villa y región.
A escasos 30 kilometros de Santa Eulalia nos encontramos con El castillo Templario de La cuvertuarad Couvertoirade, el único construido por la orden en toda Francia y en el que están presentes rasgos feudales como un patio inferior, un edificio principal y una guardia.
Dentro de la región del Aveyron destaca también la comuna de Viala Du Pas de Jaux , en la que los Hospitalarios de san Juan de Jerusalén levantaron su residencia, y en la que una gran torre fortificada sirvió para proteger sus bienes.
Abandonamos Francia para viajar a Portugal, otro país con un importante legado templario.
Allí, en tiempos de la Reconquista, los monjes guerreros participaron junto a los primeros Reyes portugueses en la reconquista y expulsión del invasor musulmán que ocupó prácticamente toda la península ibérica.
Tomar es sin lugar a dudas la población más relevante de la presencia templaria en el país luso. Su castillo, construido en el año 1160, representó un baluarte de defensa inédito que tomó como ejemplo las fortalezas que en Tierra Santa se construyeron.
La fortaleza fue asediada por el ejército almohade en el año 1190, alcanzando prácticamente las puertas de entrada al recinto. Los caballeros templarios lograron repeler el ataque y expulsar a las huestes musulmanas.
Prácticamente a los pies de la imponente fortaleza templaria de Tomar se encuentra la Plaza de la República, presidida por una efigie de Gualdim Pais, Maestre de la Orden en Portugal y fundador del Castillo y de la población, convirtiéndose en la sede de la orden en el país.
Ubicado en una pequeña isla en el río Tajo, en el término municipal de VilaNova de Barquinha, el castillo de Almourol se muestra imponente, recordándonos un pasado de esplendor templario.
El rey Alfonso I de Portugal, y en agradecimiento por la participación del Temple en la Reconquista, decide donarlo a la Orden, siendo ordenado reconstruir por el maestre del temple Gualdim Pais en el año 1169 sobre lo que ya fuera otro castillo musulmán llamado Al-Morolan, que fue su vez estaba edificado sobre una fortaleza romana.
Una vez disuelta la orden del temple, el castillo pasó a ser propiedad de la Orden de Cristo (herederos del Temple en Portugal).
Poco a poco, y con el paso de los años, en el año 1910 se le otorga el título de Monumento Nacional, siendo durante un periodo de tiempo Residencia Oficial de la República.
A día de hoy es uno de los mejores castillos conservados de Portugal.
Dos horas de trayecto separan Tomar de Monsanto, lugar donde su castillo preside imponente los territorios que el Rey Alfonso I de Portugal donó nuevamente a la Orden del Temple en el siglo XII, con el propósito de defender los territorios frente al invasor musulmán.
Gualdim Pais, Gran Maestre de la Orden del Temple ordenó la construcción de esta fortaleza sobre lo que probablemente antes fuera un castro, y posteriormente unas termas romanas.
La fortaleza construida en piedra, prácticamente pasa desapercibida en el entorno.
A los pies de la ladera suroeste del gran promontorio sobre el que se asienta el Castillo de Monsanto se encuentra la capilla templaria de San Pedro de Vir à Corça, un templo de estilo románico construido muy probablemente hacia el siglo XIII y que guarda una curiosa leyenda de un ermitaño que salvó a un recién nacido de las amenazadas de los demonios, siendo amamantado por una corza que allí acudía a diario.
Nuestro viaje por la Ruta del Temple en Europa llega a España, lugar donde la Orden dejó su impronta de forma notable en poblaciones como Peñíscola, Jerez de los Caballeros, Tortosa, Segovia o Ponferrada con su icónico castillo.
Sobre lo que fuera una antigua fortaleza, y después de que el Rey Fernando II ofreciera Ponferrada como encomienda a la Orden del Temple, estos deciden realizar una ampliación de la misma, con el fin de asentarse definitivamente en el lugar y ofrecer de esta manera protección y defensa a los peregrinos del Camino de Santiago.
La gran fortaleza y enclave neurálgico para la Orden, termina de ser construida a finales del siglo XIII, no sin antes darse una serie de enfrentamientos con el Rey Alfonso IX de León, quien finalmente decide después de pacificar la relación, entregar la población a la Orden.
De estilo románico en su construcción inicial, el Castillo de Ponferrada ha sufrido varias modificaciones a lo largo del tiempo, siendo el aspecto actual que contemplamos el resultado de las mismas hasta casi el siglo pasado.
Nuestra ruta por la España Templaria se detiene en esta ocasión en un lugar muy especial. Un punto geográfico en el que una construcción templaria se ubica en unas coordenadas que resultan asombrosas vistas a día de hoy, y que llaman cuanto menos la atención del más escéptico.
Hablamos de la Ermita Templaria de San Bartolomé, ubicada en el paraje natural del Cañón del Río Lobos en la provincia de Soria.
La situación no dejaría de ser algo escogido al azar por la Orden del Temple sino fuera por la curiosa coincidencia en el punto medio exacto de una línea imaginaria que une el Cabo de Creus con el Cabo Touriñán.
¿Casualidad o ubicación premeditada?.
Lo cierto es que este lugar ha servido para se establezcan una serie de teorías que nos hablan de este paraje como un lugar de poder que la Orden del Temple percibió como tal, alimentando una vez más ese aura esotérica que desprende.
La Ermita, de estilo románico y austera, se ubica en el espacio central de un cañón que el Río Lobos ha ido horadando con el paso del tiempo.
La singular belleza del paraje, unida al simbolismo hacen de este lugar una parada obligada para los amantes de las huellas del temple en España.
Ubicado en un estratégico punto desde donde se domina el cauce del río Ebro, el castillo de la población tarraconense de Miravet tuvo una significación muy importante entre los siglos XII y XIII, llegando a ser el enclave y referente de la Orden del Temple en esta comarca.
Construido sobre lo que anteriormente fuera una fortaleza andalusí, fue donado a la Orden por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, comenzando de esta manera un periodo de esplendor hasta el año 1307, momento en el que el Rey Jaime II de Aragón da la orden de detener a todos sus miembros, además de confiscar todos sus bienes.
Los caballeros templarios no aceptan la orden, comenzando de esta manera un asedio al castillo hasta su capitulación en el año 1308.
Abandonamos el castillo de Miravet para dirigirnos hacia la provincia de Huesca, concretamente a la localidad de Monzón, lugar en el que la Orden del Temple dejó su huella.
Sobre lo que antaño fuera una antigua fortaleza musulmana, el imponente castillo fue cedido a los caballeros templarios en el año 1143, acometiendo estos una serie de reformas, con las que añadirían murallas y torres. No sería hasta el año 1309, en el momento de la disolución del Temple, cuando Jaime I asedia el castillo, hasta su capitulación.
Transcurría el año 1294 cuando el maestre de la Orden del Temple en Aragón y Cataluña acuerda con Jaime II de Aragón el intercambio de Tortosa y los pueblos de su término, que por aquel entonces pertenecían a la Orden, por las posesiones territoriales de Peñíscola
A partir de esta fecha, los caballeros templarios comienzan la construcción del castillo sobre una antigua alcazaba árabe, culminando la obra en el año 1307, fecha en la que pasa nuevamente a ser propiedad de la corona, después de que la Orden fuera abolida y perseguida.
Ya en el año 1319, la recién creada Orden de Caballería de Santa María de Montesa, heredera de los bienes del Temple comenzará a regir la ciudad, iniciándose un periodo floreciente.
La imponente fortaleza, de estilo románico, volvería a tomar protagonismo en el año 1411. Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, se refugia en el Castillo en pleno Cisma de Occidente, transformándolo en un palacio pontificio, y haciendo de Peñíscola una de las tres ciudades pontificias que han existido junto a Roma y Aviñón.
Nuestra siguiente parada nos lleva a la provincia de Badajoz, concretamente el término de Jerez de los Caballeros, lugar donde los caballeros templarios establecieron la capital del Bayliato de la Orden del Temple, la autoridad que regía un circunscripción local de la que formaría parte la villa y su término municipal.
Poco después de la reconquista de la población por parte de Alfonso IX de León, ésta sería entregada por el monarca a la Orden, la cual construyó sobre lo que fuera una antigua alcazaba árabe una imponente fortaleza.
Ya en el año 1312, momento en el que tiene lugar la disolución de la Orden, los templarios de Jerez deciden no acatar la orden, haciéndose fuertes hasta ser asediados en el castillo, cayendo prisioneros y según cuenta la tradición, siendo degollados uno a uno.
Otro enclave importante en nuestra ruta por la España Templaria se encuentra en Segovia.
La Iglesia de la Vera Cruz es un templo románico levantado en esta localidad por la orden del Temple, aunque actualmente existen teorías que la asocian a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Su construcción finalizó en el año 1208, y llama la atención en un primer momento por la forma de su planta octogonal, que rodea un edículo.
El lugar está repleto de simbolismos, y leyendas que nos hablan que en el subsuelo de la iglesia estarían enterrados los caballeros templarios junto a las riquezas que los cruzados trajeron de Tierra Santa.
Cabe reseñar que en el interior del templo se producen dos conjunciones solares, una el 15 de Agosto momento en el que se alinean las tres ventanas con el sol y el altar, y la otra las mañanas de los días posteriores en los que la luz entra por el ábside iluminando el mismo centro de la capilla inferior.
Nuestro viaje por la ruta del Temple en Europa finaliza en un rincón menos conocido que los que hemos visitado en nuestra ruta, pero no por ello menos importante.
Viajamos a un paraje natural a pocos kilómetros de la localidad toledana de San Martín de Montalbán, en el que sobre un impresionante cortado del Río Torcón, se asienta el Castillo Templario de Montalbán, uno de los más grandes de España.
Los restos que se conservan denotan la singularidad del lugar, en el que destaca un inmenso patio de armas y sus torreones ubicados en el lado sur del castillo.
Los caballeros templarios se establecen en este lugar sobre lo que muy probablemente antes fuera una antigua fortificación árabe. La plaza es entregada por el rey Alfonso XII con el mandato de controlar la frontera sur del río Tajo, y repeler cualquier intento de conquista por parte del invasor musulmán.
En este lugar la orden establecería una de las encomiendas más importantes de los territorios recién conquistados hasta la desaparición de la Orden del Temple a principios del siglo XIV, momento en el que pasa a Alfonso Fernández Coronel, Señor de Montalbán.
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