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Viaje al Patrimonio: MONT SAINT-MICHEL

Viaje al Patrimonio. El Mont Saint Michel

Viaje al Patrimonio · El Mont Saint Michel

Todo lugar emblemático guarda tras de si una leyenda, historia o relato con el propósito de explicar el por qué de su existencia.

El Mont Saint-Michel, uno de los monumentos más visitados en Francia, no podía ser de menos, y su leyenda nos relata que en el año 708, un ermitaño llamado Aubert que habitaba en una colina conocida como el Monte Tumba tuvo un sueño recurrente en el que el arcángel San Miguel le ordenaba construir un santuario en la cima del monte, similar al que él tenía en el Monte Gargano, un promontorio situado en Apulia, al sur de Italia.

Aubert, convencido de la divina visión, decidió construir un santuario circular dedicado al arcángel con toscas piedras, en el mismo lugar donde antes había un monumento pagano, muy probablemente un megalito. 

Con el propósito de que este espacio sagrado contara con algunas de las reliquias del arcángel que se guardaban en el santuario de Gargano, Aubert envió a dos compañeros en una misión al lugar.

Durante su ausencia, una tormenta intensa destruyó el bosque que rodeaba la base del Monte Tumba, convirtiendo su santuario en una isla. Al regreso de los compañeros de Aubert, estos encontraron un escenario diferente al que conocían, comenzando desde ese momento a ser considerado un lugar de peregrinación de gran relevancia en Europa. 

Hoy en día, este monte es visitado por 2,5 millones de turistas procedentes de todo el mundo, y es probablemente, después de la ciudad de Paris el destino más visitado en Francia. 

Hoy viajamos al Mont Saint-Michel, un monumento impresionante ubicado sobre un isla solitaria, casi mágica, en medio de una vasta extensión de arenales formados por la desembocadura del Cuesnon, un pequeño río que solía marcar la frontera entre Bretaña y Normandía.

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La Cruzada de los niños y los pobres

La Cruzada de los niños

La Cruzada de los Niños y los Pobres

Hace unos años, antes de que comenzara el conflicto bélico en Siria tuve la ocasión de conocerla.

Este país me fascinó, sobre todo por no estar masificado, y por lo auténtico de su cultura.

Uno de lugares que tuve la oportunidad de visitar fue el castillo del Crac de los Caballeros, al norte del país, una imponente fortaleza que sirvió de hogar para la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.

La visita a este lugar despertó en mí la curiosidad por la historia de las cruzadas, y desde aquel momento todo lo que caía entre mis manos referente a este periodo de nuestra historia lo leía con gran interés.

No cabe duda de que la primera de estas cruzadas, encabezada por líderes militares como Godofredo de Bouillón o Balduino I, es la más reconocida popularmente, y de la que se han escrito libros y realizado grandes películas.

Otras, como la tercera cruzada de Ricardo Corazón León también han trascendido, dada la popularidad del monarca inglés, o la Segunda Cruzada en la que Saladino emerge como vencedor.

Dado mi interés por este periodo de tiempo, y buscando algún libro que versara sobre esta temática encontré en una librería de mi ciudad un ensayo sobre las cruzadas titulado “Las Guerras de Dios” del escritor inglés Cristofer Tyerman. Un volumen considerable de más de 1000 páginas dedicadas al estudio de todas las cruzadas. Desde las más conocidas, hasta las desconocidas.

Y de estas últimas en cuestión, me llamó la atención la Cruzada Infantil del año 1212.

Para entender este sorprendente acontecimiento hay que remontarse a un momento en concreto posterior a la cuarta cruzada.

El papa Inocencio III proclama nuevamente la necesidad de recuperar Tierra Santa, comenzando de esta manera un movimiento desde el norte de Francia, los países bajos y la comarca de Renania, una región alemana a orillas del Rin.

Este movimiento popular se componía principalmente de campesinos, niños, jóvenes, mujeres solteras, o incluso viudas, alejados todos ellos de buenas posiciones sociales, y alentados por la necesidad de encontrar un lugar en comuna con el que se sintieran identificados. Esto unido al recelo suscitado por ellos mismos hacia los cabecillas de las jerarquías sociales, y su incapacidad de expulsar definitivamente al invasor musulmán de la Península Ibérica o de Palestina.

El destino de este movimiento era Piacenza, en Italia, y si pudiéramos presenciar este peregrinaje lo identificaríamos al instante con una procesión que cumplía con el propósito de expedición.

No existen muchos documentos que nos permitan identificar una ruta real por la que esta gran muchedumbre transitara, pero parece ser que las localidades como Colina, Metz, o Espira presenciaron este movimiento, del que conocemos a algunos cabecillas como Esteban de Cloyes, un pastor francés que congregó en junio de 1212 a un grupo de penitentes formado por niños y niñas, jóvenes y ancianos hasta San Denis, cerca de París, exhibiendo cruces y banderas y adornos propios de una liturgia mientras cantaban ¡Dios Y Señor nuestro, venga a nosotros la Vera Cruz!

Por otro lado, en abril de este mismo año, se congregan en Colonia otro nutrido grupo de participantes al mando de un cabecilla llamado Nicolás, un joven de la campiña cercana a esta localidad, con el objetivo claro de aliviar la situación que se vivía en Tierra Santa y con la esperanza de encontrar la redención de los inocentes, los puros y los humildes.

No contamos con datos o textos que nos ayuden a conocer el destino final de este gran movimiento, pero es muy probable que terminara diluyéndose ante la falta de un liderazgo claro.

Parece ser que algunos de estos penitentes alcanzaron el Mediterráneo, mientras que la mayoría de los grupos procedentes de Alemania se dispersaron una vez alcanzaron Italia, otros regresaron a sus hogares, y otros vendidos como esclavos.

Esta llamada Cruzada Infantil nos revela que el poder eclesiástico del siglo XIII en Europa era tremendamente eficaz, siendo capaz de movilizar a una parte de la sociedad medieval centroeuropea, integrada por campesinos, jóvenes, niños o viudas, con el ideal de la propia redención y la defensa de los santos lugares, en detrimento de los ejércitos comandados por miembros de la alta sociedad europea, que fracasaron en su intento de recuperar los santos lugares de Palestina o expulsar al invasor musulmán que ocupaba la península ibérica.

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Bibliografía recomendada
Las Guerras de Dios

Las Guerras de Dios · Una Nueva Historia de las Cruzadas
Christopher Tyerman

Isabel I de Castilla

Portada Isabel I de Castilla

Isabel I de Castilla

Isabel I de Castilla, también conocida como Isabel la Católica, es una de las figuras más importantes de la historia de España.

Nació un 22 de abril de 1451 en la localidad abulense de Madrigal de las Altas Torres, y ascendería al trono de Castilla en 1474 después de una larga y disputada lucha por la sucesión.

Junto a su esposo Fernando II de Aragón, Isabel se convirtió en una líder visionaria, tenaz, con determinación y gran inteligencia, que transformaría la política y la cultura de España durante su reinado, gracias a la unión de las coronas de Castilla y Aragón, estableciendo una alianza poderosa que sentaría las bases para la unificación del país.

Nos encontramos en el año 1474, un momento en el que los reinos de España estaban experimentando importantes cambios políticos, sociales y económicos.


La Corona de Castilla se encontraba en un período de inestabilidad, con enfrentamientos internos y guerras civiles; y en el que La disputa dinástica entre los hermanos Enrique IV y Alfonso de Castilla, había debilitado la autoridad real y el poder de la monarquía.


Enrique IV, hijo del rey Juan II, y hermano por parte de padre de Isabel, había gobernado Castilla con la permanente sombra de la duda de su incapacidad para dejar descendencia que asegurara el trono de Castilla a su fallecimiento.


Su primer matrimonio con Blanca II de Navarra no dejó descendientes al fallecimiento de esta en 1464, aunque en segundas nupcias con Juana de Portugal ,esta daría a luz a Juana; apodada popularmente como la Beltraneja, debido a la sospecha generalizada de que su progenitor sería en realidad Beltrán de la Cueva, valido de Enrique IV, a quien se le supondría una relación con Juana de Portugal.

Sea como fuere, y a la muerte de Enrique IV un 11 de diciembre del año 1474 se desata en Castilla un enfrentamiento entre Isabel de Castilla y sus partidarios, contra el Reino de Portugal, desde donde el Juana la Beltraneja y el Rey Alfonso V, reclaman el trono de Castilla, argumentando la descendencia natural de Juana del fallecido Enrique IV.

Fueron dos años de contiendas en la guerra de sucesión castellana que culminaron con el enfrentamiento que tuvo lugar en la localidad zamorana de Toro un 1 de marzo de 1476.

En ella, las tropas de los reinos de Castilla y Aragón y el reino de Portugal librarían una batalla de la que no saldría un claro vencedor militar, pero si moral de manos de Castilla, dando lugar a un momento de inflexión determinante que impondría a Isabel y Fernando como reyes consolidados de Castilla.


Hoy en Cultura Fascinante vamos a conocer a un personaje histórico transcendental en el porvenir de la España del siglo XV.

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El As en la Manga de Colón

Portada El As en la Manga de Colón

El As en la Manga de Colón

Todos hemos estudiado en el instituto la figura de Cristóbal Colón, y a grandes rasgos conocemos la historia oficial, de cómo fue capaz de vender su empresa a los Reyes Católicos, de quién se acompañó, y la fecha exacta en la que tomó tierra en la isla de Guanajaní este 12 de Octubre de 1492. 

Pero cuando la razón hace acto de presencia en nuestro intelecto, e intentas comprender el motivo que empujó al almirante a adentrarse en un mar desconocido… concluyes que, o bien era un valiente soñador dispuesto a emprender un viaje con altas probabilidades de perder la vida en él, o por otro lado, que tenía cierto conocimiento que le aseguraba que, más allá del angosto mar, le esperaba tierra firme. Un destino seguro.

Hace poco tiempo, y motivado por conocer los últimos avances que pudieran haberse producido en todo lo que rodea al descubrimiento de América, pude dar con la obra del escritor cántabro Mariano Fernández Urresti, “Colón y el Mapa Templario”, un sugerente título que vuelve a traer a escena una teoría que lleva rondando por los mentideros de los teóricos del descubrimiento de América. 

La teoría nos viene a decir  que Cristóbal Colón contó con información privilegiada sobre ciertas travesías trasatlánticas que, en teoría,  la orden del temple realizó siglos atrás. En estas cartas o documentos se detallaba la existencia de esta ruta hacia el oeste, llegando a tierras que eran desconocidas hasta la fecha.

En el episodio de hoy del podcast de Cultura Fascinante vamos a descubrir qué hay detrás del viaje que acercó un nuevo mundo al conocido hasta la fecha.

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Bibliografía recomendada

Colón y El Mapa Templario: Los últimos descubrimientos de una biografía maldita

¿Cómo era la vida en un monasterio medieval?

Portada Cómo era la vida en un monasterio medieval

¿Cómo era la vida
en un monasterio medieval?

Nos encontramos en el siglo IV dC,  en un momento en el que la religión cristiana comenzaba a expandirse por Europa, y que aparecen las primeras congregaciones de creyentes con el propósito de vivir juntos en comunidades separadas del mundo exterior.

Benito de Nursia fue el principal impulsor de esta práctica que se extendería por Europa durante los siglos posteriores; y de la que surgiría la orden benedictina, la cual se dividiría posteriormente en la cisterciense y cluniaciense.

Estas congregaciones de creyentes  tuvieron lugar en los monasterios,  espacios autónomos que funcionaban como pequeñas ciudades autosuficientes, y en los que la iglesia monástica era el centro de la vida religiosa. Allí se administraba la Palabra de Dios y se presentaban imágenes para educar e inspirar a los creyentes.

La necesidad de acoger a un gran número de monjes, monjas, conversos y conversas, así como los administradores del monasterio, cuidadores de animales, ganaderos o artesanos, provocó que estos edificios no fueran precisamente pequeños ni discretos.

Los monjes que habitaban en estos monasterios, dedicaban sus jornadas diarias principalmente a la oración, siguiendo una regla estricta en su forma de vida, lo que les distinguía del clero secular, que vivía en el mundo exterior.

En el episodio de hoy de nuestro podcast vamos a conocer cómo era la vida en un monasterio medieval, cuáles eran las prácticas habituales de los que allí se congregaban, así como sus normas, preceptos y obligaciones.

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El Arte en la Caverna

El Arte en la Caverna

El Arte en la Caverna

El arte rupestre es una forma de expresión artística que se remonta a un período histórico que conocemos como prehistoria, la etapa que se sitúa antes de la invención de la escritura.

Si tuviéramos que establecer una fecha correcta, o al menos lo más concisa posible, como el inicio de la prehistoria podríamos ubicarla en el surgimiento de los primeros homínidos en África, hace unos 7 millones de años.
Estos evolucionaron hasta llegar al género Homo, del que surgieron varias especies, como el Homo habilis y el Homo erectus.

Pero nuestro viaje en el tiempo para descubrir las primeras manifestaciones del arte rupestre nos lleva hasta la edad de piedra, hace más de 40000 años. Un momento en el que los primeros seres humanos comenzaron a crear arte en las paredes de las cuevas y refugios rocosos.

A pesar de su antigüedad, el arte rupestre sigue siendo objeto de estudio y análisis por parte de investigadores y expertos.. La aplicación de técnicas de datación y análisis científico nos han permitido conocer con mayor precisión la cronología y las técnicas empleadas  en la creación de estas manifestaciones artísticas.

Además de su valor estético y cultural, el arte rupestre también  supone una fuente de información sobre la vida de las comunidades prehistóricas. A través de los motivos representados en estas manifestaciones artísticas, conocemos aspectos de la fauna y la flora de la época, los métodos de caza y pesca, o incluso las herramientas utilizadas para la producción y el procesamiento de alimentos.

Estas obras también nos han permitido obtener cierta información sobre la organización social y la cosmovisión de estas comunidades, lo que nos permite tener una visión más completa y detallada de su vida cotidiana.

Los primeros registros de arte rupestre se remontan a hace más de 40,000 años, durante la Edad de Piedra, un momento en el que  los primeros seres humanos comienzan a crear arte en las paredes de cuevas y refugios rocosos.

Todavía desconocemos los motivos que llevaron a estos primeros artistas a comenzar a expresarse en superficies rocosas, como por ejemplo en cuevas, paredes de roca o incluso en acantilados, pero es muy probable que la necesidad de comunicarse con los demás miembros de su comunidad sería una de las principales razones, unido a la de informar sobre la ubicación de los recursos, la presencia de animales peligrosos en determinadas áreas, o el conocimiento de técnicas de caza y pesca.

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Bibliografía recomendada
La mente en la caverna (David Lewis-Williams)
Portada La Mente en la caverna en tamaño mediano
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